Un día Evita me pidió que la acompañara a hacer las compras del supermercado pero justo cuando ibamos de salida me di cuenta que no tenia en la cartera la tessera del abonamento para el pullman (un pago mensual que permite viajar en estos sin tener que pagar cada vez). Contrariada y temiendo que se me hubiera caído opte por quedarme a buscarlo, como no logre encontrarlo decidí ir a preguntar al sitio donde lo recabé que se hacía en esos casos.
Al regreso de mis afanes pasé por el mercado internacional que estaba abierto ese día y me entretuve mirando las maravillas que me iba a comprar el día que tuviese un sueldo. Tan entretenida estaba que no me di cuenta que el tiempo se fue volando, cuando miré mi reloj iban a ser las cinco y me apresuré en regresar. Me tomé la tarde ese día, confiando en que Evita volvería pronto a casa ya que no podría ir a otro lugar con las compras del supermercado.
El ascensor hizo su habitual recorrido de los cuatro pisos y por fin se detuvo, al meter la llave en la cerradura me sorprendió el extraño silencio del interior, al abrir, el televisor estaba apagado y Lina no se hallaba en su poltrona, al girar en busca de respuestas el espectáculo fue aterrador: Junto a la puerta del baño había un amenazador charco de sangre coagulada y al costado las sandalias de Lina. Las entrañas se me sobrecogieron y la cabeza se me agiganto, presa de pánico avancé temiendo encontrarla muerta o tirada en el piso agonizante, en su lugar solo vi un montón de toallas ensangrentadas arrojadas dentro del lavabo, insistí en buscarla en toda la casa llamándola, hasta que comprobé que alguien había llegado antes que yo. Cuando fui a la cocina vi sobre la mesa las bolsas de las compras de Evita y además otra con productos de belleza, dentro de las ollas había comida a medio hacer...traté de serenarme y adivinar lo que habría sucedido. Seria que Lina se había caído estando con Evita?... habría ella venido y vuelto a salir después de darle sus alimentos?... quién habría encontrado a Lina: Evita?... o la vecina de arriba que venia a visitarla dos veces por semana?...y la pregunta del millón: En qué estado se encontraba Lina!!!... Por fin decidida a enfrentar los hechos y tratando de ser totalmente positiva llamé a Evita. Del otro lado, su voz calmada me devolvió la esperanza. Me contó que ella vivió la misma experiencia que yo al arribar a casa, que fue la vecina quién la encontró y llamo a Pronto Socorro pues después de darle sus alimentos ella volvió a salir hacia la peluquería, que ahora Lina estaba en observacion pues había perdido mucha sangre pero que felizmente en ningún momento había perdido el conocimiento....
Como hasta ese día nunca había ido al hospital no tenia idea por donde quedaba este así que me quedé a esperar sola en casa. Esa noche me toco la tarea de limpiar toda la sangre derramada: en el piso, las paredes, las toallas, las sandalias y la bata de Lina; iba y venia con baldes llenos de agua con sangre que en un momento llegue a sentirme como uno de esos asesinos de las películas cuando tratan de borrar sus huellas después de un crimen cometido. Era tal mi aprehensión por desaparecer todo rastro de sangre de mi vista que cerré todas mis emociones y sentimientos al casi macabro espectáculo. Después ya sola en mi cama tuve que enfrentar mis fantasmas del miedo al estar por primera vez sola en esa casa en medio de la oscuridad...
Al día siguiente cuando fui con Evita a visitar a Lina, encontré a esta tan contenta y feliz como si no le hubiera pasado nada, preocupadisima por el señor de enfrente que según decía no había dormido durante toda la noche, tampoco entendía, pues nos preguntaba contrariada, porque no podía mirar la television.